Resuena esa pregunta, fatídica pregunta por la libertad. Aberrante
cuestión inflándose desde el símbolo hipócrita, evaporándose en lo real. Abundan
circunstancias de libertad, hasta sobran circunscriptos.
Quién
no pasea su corazón por las estrellas a la divina del dios que lo confiese y
encuentra allí entonces un claro libertario. Quién no podría arremangarse
algunos prejuicios y luego salir a la vida para estrecharse en un abrazo con la
diferencia. Podríamos acusar el encierro, el hermetismo de aquel que se pierde
entre diálogos con sus silencios.
“Resuena esa pregunta, fatídica pregunta por la libertad.
Aberrante cuestión inflándose desde el símbolo hipócrita, evaporándose en lo
real. Abundan circunstancias de libertad, hasta sobran circunscriptos.”
Quién
no se embriaga del verde césped de su pequeño jardín cuando lo inunda
desprevenido la primavera. Quién no se queda colgado de una luna entera o de
una media luna cuando sólo la rodea ese lóbrego tejado del mal, cuando las
horas demoníacas lo desordenan todo y el sueño desaparece mientras todos
duermen. Quiénes no oscilan cual péndulos letárgicos cuando todo huele y sabe al momento
inoportuno aunque el pasado sólo hubiera apestado y sabido a eso.
“Resuena esa pregunta, fatídica pregunta por la libertad.
Aberrante cuestión inflándose desde el símbolo hipócrita, evaporándose en lo
real. Abundan circunstancias de libertad, hasta sobran circunscriptos.”
¿Quién
es libre? ¿Quién no lo es? ¿Quién cree serlo y quién no lo cree? ¿Qué será aquello
que al pasar llamamos libertad?
Cómo
ser libre si la concepción profunda de aquello que se predica se escurre a la
mente ociosa. Cómo pretender en la ignorancia, el analfabetismo y la miseria si
quiera soñar con libertad.
Tan
aturdido como endemoniado por la condición inescindible de esta humanidad que
me coarta tanto como me libera, moriré preso de esta circunstancia natural que
me hiere y me deslumbra tanto como me engaña y me seduce. El instinto, una
sapiencia superflua enmascarando una ignorancia de lo más profunda. Un infinito
imposible, mostrándose en el fondo de los fondos.
Malditos:
maldita pregunta, maldito lenguaje inexorable, maldito mundo inaprehensible.
Afortunados:
próspero acaecer parecido, fausto pensar pretensioso, dichoso recordar.
“Resuena esa pregunta, fatídica pregunta por la libertad.
Aberrante cuestión inflándose desde el símbolo hipócrita, evaporándose en lo
real. Abundan circunstancias de libertad, hasta sobran circunscriptos.”
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