Es
interesante, hace mucho que no llego despierto a las seis de la mañana, aunque
la cabeza esté a mil por segundo siempre me gana el cansancio, el sueño o
cierta vertiente del aburrimiento que probablemente no se corresponda con la
concepción de aburrimiento al uso.
Pensaba
un poco, pensaba porque me gusta hacerlo, no concibo no pensar ni me distraigo
consumiendo contenidos para posponer ese ser pensante que soy.
Siempre
repito que en el fondo todo es político, lo cual podría invertirse para decir
algo como la política está en el fondo del todo. No en el fondo del mundo, ni
del universo. En el fondo de nuestro mundo humano, de este precario mundo de ideas humano.
Para
ser franco, creo que lo que me desvelaba era cierto temor, no un temor que me
paralice o me impida pensar y decir lo que pienso. A decir verdad, a nadie le
importa le importa lo que pienso, soy uno de los nadies que caminamos todos los
días por la calle y que tenemos total libertad para expresarnos aunque nadie
nos escuche. Si “nadie” habla, “nadie” escucha.
Me
causa temor esta sensación de bandos, esta recurrencia diaria a hojear
periódicos opositores casi como una obligación y despertarme todos los días en
varios países distintos. A que si digo “A” el discurso “X” me corra para allá y
si digo “B” el discurso “Y” me corre para acá. Concretamente, lo que no veo en
ningún lado es vocación de crecer, de pensar un poco más allá de las narices,
de pesar en algo más que en hoy, literalmente el día de hoy.
¿Cómo
vivimos en una realidad sesgada? Maldita la hora en la que alguien entendió que
los hombres éramos medios para algo. Que se entienda, el hombre, la mujer, cada
individuo es un fin en si mismo y no hay estado nacional que valga más que las
posibilidades de realización de cada uno de sus individuos.
A
veces soy “gorila”, otras veces me estoy volviendo “k”. La mediocridad
simbólica apesta a un tufo tan viejo como el fascismo más puro y duro.
Son
las seis y diez de la mañana del 3 de Septiembre del 2012. ¿Saben que pasa
afuera? La inmensa mayoría de la gente que era pobre sigue siendo pobre, las
excepciones son las de siempre, las insólitas. Todos los que eran ricos siguen
siendo ricos, son más ricos de hecho. A veces me pregunto de dónde sale tanta
plata. Y los del medio, estratificados hasta el hartazgo, siguen renegando y es
probable que así sigan hasta el fin de sus días. Porque les están saqueando las
cajas de jubilaciones hace varios años y deciden salir a vereda a hacer ruido
con cucharones cuando les cortan el chorro con los dólares, algunos hasta
insultaron a la presidente cuando peligra un recital de Madonna.
Por
otro lado, ¿cómo hago para no ver la corrupción en este país? ¿Cómo hago para
no buscar por mi mismo las declaraciones juradas y corroborar lo que dice
Lanata o mengueche? ¿Por qué va a importarme que diga la lacra inmunda de
Clarín o La Nación si es cierto? Es
cierto, se están robando toda la plata, es una vergüenza que literalmente se
caguen en la gente en la cara. La impunidad no es algo para reflexionar y
sopesar, la impunidad debe ser castigada porque así lo demanda la ley y sin ley
no política ni justicia posible.
¿Clarín
miente? Caro que miente, así se ha construido desde sus cimientos este país.
Tenemos una historia de mentira mucho más extensa que la historia real. Clarín
o fulano es un grupo económico que persigue su propio beneficio. Como el
zapatero, el abogado, el odontólogo. El gobierno, sea del palo que sea, no
puede perseguir el beneficio del gobierno, el gobierno está para asegurar el bienestar
de los gobernados (de los dueños), de todos, de los que piensan distinto
inclusive. Los que piensan distinto no son finlandeses, son argentinos, ni más
ni menos argentino que cualquiera que apoye un gobierno.
Estimo
que el espectro de contenidos políticos está en su punto más bajo y la cuestión
amenaza con profundizarse, lo percibo vacío, por lo cual ignoro cuánto más bajo
podemos caer. Se ha descompuesto la discusión política reduciéndose al marco
ideológico, tergiversado hasta la médula, pero al fin y al cabo se ha ideologizado
el conflicto volviéndolo una mera formalidad. Nadie habla de política. Y si
“nadie” habla de política, “nadie” piensa en política. Lo político es bastante
más amplio que la mera cuestión ideológica. Lo político atiende a cuestiones de
hecho, cuestiones prácticas, comida, salud, educación, vivienda, libertad
individual. No se confundan, ser libres no es poder andar por ahí. Ser libre es
un derecho subsumido a la educación y la igualdad de posibilidades y acá eso no
pasa. Sigo preguntándome si alguna vez
pasará.
El
gobierno que tenemos empezó gustándome pero en cuanto concentró poder entiendo
que se desbarrancó en muchos aspectos. Sin embargo, entiendo que muchas cosas
se han hecho como debían hacerse. No voy a concederle la comparación con el
período menemista, no me manejo en ese nivel. Menem es un protegido de este
gobierno que lo calumnia de la boca para afuera y lo ampara en los juzgados.
Me
aterrorizan los personalismos, en cualquier ámbito. Nadie es irremplazable,
nadie bajo ninguna circunstancia organizativa. Sólo somos irremplazables en
nuestros hogares y en la vida de algunas
personas. Me niego a creer que un aparato gubernamental que presume desde hace
nueve años de llevar a cabo un gobierno impecable no pueda articular la
sucesión de una líder que termina constitucionalmente su mandato. No voy a saltar con eso de “la constitución no se reforma, se respeta”.
La constitución se reforma, debe reformarse
pero no para eternizar a nadie en el poder. Y sí debe respetarse, y no
se la respeta. Ni es sus bases: su republicanismo y su federalismo.
Desde
la inocencia más pura, cómo me hubiera gustado leer en algún diario del grupo
hegemónico algún gesto de aprobación al gobierno después del 2005 y viceversa,
cómo me hubiera gustado ver en el otro medio hegemónico algún mea culpa. Porque
uno sólo destruye, acosa, denuncia, exagera y miente. El otro también, pero
este es mi gobierno, aunque no lo voté, es mío y se debe a mi como ciudadano.
Me debe explicaciones que no me da y que espero. De Magnetto no espero nada, es
un empresario más, con la diferencia de que no le gusta o no le conviene el
kirchnerismo.
Es
raro que nos hayan metido esta polarización en las cabezas. Que nos hayan
terminado haciendo creer que las demás agrupaciones políticas están muertas y que
para oponerse al gobierno hay que darle rating a Lanata los domingos. Es
increíble, en un par de carillas nombré dos veces a Lanata (tres con esta) y no
nombré a ningún partido opositor. Nótese entonces la profundidad del discurso
del gobierno y la del grupo Clarín de creerse esta cuestión de ser el “enemigo
de”.
Comencé
hablando de que sentía un temor que aún no sé cómo expresar. No es mío, no es
propio o no lo era. Pero ahora está ahí acosándome como esta realidad que no
cesa aunque venga alguien a decirme “A” o venga alguien a decirme “B”. Si
afuera pasa “C”, tarde o temprano lo voy a terminar descubriendo.
Si
me sincero apenas, hacer lo que sea cada vez cuesta más, la educación (sobre
todo en el nivel escolar público) es desastrosa y viene en caída libre, la
inseguridad no es joda, no es una “sensación” (estúpidos insensibles). Esto lo
veo yo, lo vivo yo, no me lo cuenta nadie. Mi mayor temor es que estás
cuestiones se profundicen y todos los días las veo profundizarse y veo a un
gobierno y a una oposición que me hablan de otra cosa (boludeces si vamos al
caso).
La libertad de cada uno depende de la
educación y de la seguridad. Eso es la justicia, social o cómo quieran
llamarle.
Son
las siete y doce, estoy cansado, podrido y me duele la vista. He hablado con
sinceridad, ojalá alguien escuche.
ResponderEliminarAlejandro: me ha encantado esta reflexión que comparto en tu art.Y por suerte yo te he leido, espero que lo hagan muchos de aquí en mas. Rescato: "La impunidad no es algo para reflexionar y sopesar/7 debe de ser castigada por la ley// y sin ley no hay politica ni justicia posible. Afectos. Susana.
Perdón Leonardo Vergara, en mi comentario me he confundido de nombre y te he llamado Alejandro. Anecdótico, pero aclaro.
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