Estimo que el título es una enorme ironía. Por caso, ¿cómo
re-construimos nada? Sin ser tan pretencioso, ¿cómo construimos algo? ¿Cómo nos
construimos?
El azar esta al mando en la cinta, me agrada que así sea. Tengo
cierta patología con el azar que me
horroriza/ fascina en la misma medida. El azar, ya sea en la película o si nos
escapamos de ella suscita preguntas: graciosas, dramáticas, terroríficas, etc.
¿Por qué detenernos allí? ¿Por qué no saludar? ¿Por qué
hacerlo? ¿Por qué cruzamos la calle a mitad de la cuadra? ¿Por qué no dijimos
que sí? Y si dijimos que sí, ¿por qué entonces no dijimos que no? A veces hurgamos
un cajón de saldos editoriales en una feria y damos con “la joya” hecha papel,
¿cuántas manos pasaron por allí sin percatarse de “la joya”? Y en la
circunstancia fastidiosa de no encontrar nada en el cajón de saldos, ¿Por qué
se llevaron todo lo interesante y uno llega a revolver sólo lo inútil?
Hay una circunstancia tiempo-espacial que nos excede, estimo.
Esto me lleva a re-planteos insondables, retóricos, a cerca de la incumbencia
de la casualidad en mi insignificante vida. ¿Por qué gobierna el caos? Y si no
gobernara el caos, que es lo mismo que una total y completa anarquía cósmica,
¿Qué? ¿El destino? He comido muchas papas fritas en mi vida pero la del destino
y los hilos celestiales de las marionetas no me cierran, me indigestan.
Ahora bien, cuando todo se da de la mejor de las maneras
posibles, ¿es el destino? Cuando no, ¿la fatal casualidad? O ¿es al revés? ¿Es
una cuestión de simpatía? ¿Si somos ordenados o simpatizamos con el orden nos
cae mejor el destino y lo contrario: si somos desordenados y simpatizamos con
cierta beta anárquica nos engancha el imponderable azar?
Tómese cualquier vida por caso, una vidita. Un día porque sí, como hace muchas cosas que hace, deja un comentario en una página que se ocupa de libros. Ni si quiera recuerda el nombre de la página. Alguien pasa unos quince minutos después, alguien que tampoco recuerda el nombre de la página, y le resultan simpáticos sus comentarios y su cara. Lo agrega a sus amigos, no hablan hasta pasado un mes. Le habla y se enamora, ¿azar? ¿destino?
Cuánto y cómo nos construimos de nuestras creencias. Cuántos pretendidos viajes de ida y de vuelta al pasado, al presente próximo o a un futuro incierto, ¿o determinado?
Tómese cualquier vida por caso, una vidita. Un día porque sí, como hace muchas cosas que hace, deja un comentario en una página que se ocupa de libros. Ni si quiera recuerda el nombre de la página. Alguien pasa unos quince minutos después, alguien que tampoco recuerda el nombre de la página, y le resultan simpáticos sus comentarios y su cara. Lo agrega a sus amigos, no hablan hasta pasado un mes. Le habla y se enamora, ¿azar? ¿destino?
Cuánto y cómo nos construimos de nuestras creencias. Cuántos pretendidos viajes de ida y de vuelta al pasado, al presente próximo o a un futuro incierto, ¿o determinado?
Notable película, inmensamente más compleja que su superficie
fácil.
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