“Cómo extraño verlo acostado en su hueco,
cómo extraño verlo escapar enfurecido,
cómo extraño su necesidad de afecto,
su pelo y su animal irraciocinio.”
¿Cómo
narrar simplemente una vida simple? ¿Cómo decir mucho cuando no hay tanto que
decir y sobran las palabras?
La
vida de Juan Villegas es la vida de Juan Villegas como mi vida es la vida de
Leonardo Vergara, es simple como la veo a veces y otras veces es un documental
sobre la mente hablado en ruso (del cual aclaro, no entiendo una sola palabra).
Hay
tantos gestos en esta película que repito: sobran las palabras a veces, en
estos casos, en los cuales los ojos y las comisuras de las bocas dicen tanto. En
los cuales dice tanto la ausencia de diálogos en el mirarse entre un hombre y
la magia de las casualidades, entre un hombre y su perro, entre un perro y su
hombre.
El
amor es algo extraño, no voy a descubrirlo yo, ni voy a descubrirlo en una
película. El amor entre un hombre y un perro es algo complejo que quizá solo
pueda narrar el silencio en la quietud de un mirarse conmovido, mas allá del
tiempo, mas allá de lo que se sea o se haya dejado se ser. El amor entre un hombre
y su perro no es un tema sencillo, el amor no entiende de comparaciones, porque
la vida, en su esencia, es incomparable.
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