domingo, 19 de agosto de 2012

Y ¿qué será aquello que al pasar llamamos libertad?



Resuena esa pregunta, fatídica pregunta por la libertad. Aberrante cuestión inflándose desde el símbolo hipócrita, evaporándose en lo real. Abundan circunstancias de libertad, hasta sobran circunscriptos.

Quién no pasea su corazón por las estrellas a la divina del dios que lo confiese y encuentra allí entonces un claro libertario. Quién no podría arremangarse algunos prejuicios y luego salir a la vida para estrecharse en un abrazo con la diferencia. Podríamos acusar el encierro, el hermetismo de aquel que se pierde entre diálogos con sus silencios.

Resuena esa pregunta, fatídica pregunta por la libertad. Aberrante cuestión inflándose desde el símbolo hipócrita, evaporándose en lo real. Abundan circunstancias de libertad, hasta sobran circunscriptos.

Quién no se embriaga del verde césped de su pequeño jardín cuando lo inunda desprevenido la primavera. Quién no se queda colgado de una luna entera o de una media luna cuando sólo la rodea ese lóbrego tejado del mal, cuando las horas demoníacas lo desordenan todo y el sueño desaparece mientras todos duermen.  Quiénes no oscilan  cual péndulos letárgicos  cuando todo huele y sabe al momento inoportuno aunque el pasado sólo hubiera apestado y sabido a eso.

Resuena esa pregunta, fatídica pregunta por la libertad. Aberrante cuestión inflándose desde el símbolo hipócrita, evaporándose en lo real. Abundan circunstancias de libertad, hasta sobran circunscriptos.

¿Quién es libre? ¿Quién no lo es? ¿Quién cree serlo y quién no lo cree? ¿Qué será aquello que al pasar llamamos libertad?
Cómo ser libre si la concepción profunda de aquello que se predica se escurre a la mente ociosa. Cómo pretender en la ignorancia, el analfabetismo y la miseria si quiera soñar con libertad.
Tan aturdido como endemoniado por la condición inescindible de esta humanidad que me coarta tanto como me libera, moriré preso de esta circunstancia natural que me hiere y me deslumbra tanto como me engaña y me seduce. El instinto, una sapiencia superflua enmascarando una ignorancia de lo más profunda. Un infinito imposible, mostrándose en el fondo de los fondos.
Malditos: maldita pregunta, maldito lenguaje inexorable, maldito mundo inaprehensible.
Afortunados: próspero acaecer parecido, fausto pensar pretensioso, dichoso recordar.

Resuena esa pregunta, fatídica pregunta por la libertad. Aberrante cuestión inflándose desde el símbolo hipócrita, evaporándose en lo real. Abundan circunstancias de libertad, hasta sobran circunscriptos.

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