sábado, 5 de mayo de 2012

Hamlet




En realidad no hay mucho que decir o siempre lo hay.
Seré breve”, sólo la anécdota: alguna vez cuando estaba en la primaria algún profesor muy optimista puso esta película que venía en dos partes en cinta de video y nunca vimos la segunda. He leído hace apenas unos días el texto de Shakespeare que también había leído con anterioridad.
La película es abrumadora, el diálogo de la obra literaria esta completamente expreso y respetado a rajatabla. Si bien es un video de algo más de cuatro horas, no permite pestañar, no deja bostezar.
¿Qué nos dice una película no tan vieja y quizá si muy impopular? ¿Cómo es posible la lejanía actual del cine de textos tan magníficos como Hamlet?
La cultura en caída libre me causa ciertos espasmos, nostalgia. Lo cierto es que soy joven para añorar lo viejo y más cierto es que no añoro lo viejo sino que añoro, anhelo los contenidos, las formas extinguidas del cine actual. Sufro al cine actual aunque suene tragicómico.
La gente se aburre con puros diálogos, la gente se aburre con películas de más de cuatro horas sin efectos especiales y muy a mi pesar, a mi me aburren los que disfrutan de no disfrutar del arte humano en toda su dimensión.  Me aburro de las costumbres impuestas, de la sucesión de vacuidades coloridas que no dicen nada. Me aburren los aburridos y los ruidos que exaltan a  los aburridos acostumbrados.
Me pierdo entre la crítica cinematográfica y literaria, miro mi Hamlet (libro) que me costó 17$ porque alguien que lo encontró o lo heredó y no lo usó lo estimó inservible. Lo miro entonces y me siento un poco ridículo admirando el libro, quizá también un poco ridículo hablado de películas que creo que merecen la pena ser vistas, disfrutadas y aplaudidas, esta como pocas.

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