viernes, 14 de septiembre de 2012

Beautiful girls (1996)



Creí que tendría mucho para decir. Pero me invade un mutismo que generalmente sólo me invade cuando siento que la película lo ha dicho todo. Acabo de verla por segunda vez. La había visto hace un par de años y la había calificado con un “7” pero siempre persistía en mi memoria como algo entrañable: Portman me deja sin habla, es gestualmente perfecta. Hutton está por lejos en su mejor rol y el resto acompaña perfectamente. El guion es magnífico e ignoro qué le sucedió luego de este filme a Ted Demme.
Pero claro, imposible no quedarse con los sueños rotos de los personajes. Ya lo diría “alguien” (no sé quién): los sueños, sueños son.  Y se queda un Hutton prendado de esa niña que encarna todo lo que siempre soñó con esos tiernos trece años. Qué locura, qué maravilla. Cuán distintos terminan resultándonos: la vida a los pretextos,  los “amores” ideales al amor.
Esta es una película revulsiva. Ni me considero una persona muy arrepentida de haber o no haber hecho pero esta cinta conmueve.

Una chica linda puede provocarte mareos. Como cuando bebes whisky con Coca-Cola. Puede hacerte sentir bien, repleto de lo mejor que conoce el hombre, de promesas. La promesa de un día mejor. La promesa de una mayor esperanza. La promesa de un nuevo mañana. Ese aura particular puede hallarse en los andares de una chica linda. En su sonrisa y su alma. En el modo en que hace que parezca que todo en la vida va a salir bien. Una mujer hermosa es todopoderosa  y eso es tan bueno como el amor. Tan bueno como el amor.

Quizá todos seamos promesas incumplidas en algún punto. Sólo tenemos una promesa certera que vamos a cumplir.
Conclusión: no hay conclusión. Las historias, que no son realmente historias, se están escribiendo en medio del éter y el agua que pasa debajo; en medio de un naufragio espacio-temporal que abruma, que desconcierta pero en el que innegablemente vale la pena perderse.
¿Por qué no esperar? ¿Por qué no actuar? ¿Por qué Portman nació tanto después? ¿Por  qué Hutton no se convirtió en el pervertido del barrio? Los momentos “propicios”, como las ideas “verdaderas” no existen. Sólo estamos aquí y ahora.

1 comentario:

  1. Me dieron ganas de ver esa película. Y perdernos en el "aquí y ahora" jaja, te sigo leyendo,muy buen blog.
    E. Urouro

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