viernes, 13 de abril de 2012

El hombre de al lado


¿Qué somos? ¿En qué nos hemos convertido? ¿Dónde queda el hombre que nacemos cuando nos volvemos una casa, un auto o una ventana?
La metáfora del mundo engloba cuestiones que por cotidianas han hecho carne en la carne misma, en lo contingente, en la cosa precaria. La cosa, no-pensable, no-sensible, que parece haber acaparado al cuidado del mundo y  al elogio de los mundos personales. Insisto, ¿cómo, de repente, nos volvemos una ventana? ¿Cómo nos sumergimos en esa escala de valores que nos pone por debajo de todo mientras adulamos las vestiduras andrajosas que encarnan la frivolidad y acusan la falta de conciencia crítica que por ausente parece incuestionable?
Me aburre el mundo y tanto me divierte Víctor (Daniel Araos), un a-normal. Mi aplauso para él personaje, mi aplauso para los directores por la temática in-tratable e in-tratada en el cine en general y en el cine argentino en particular.
¿Qué es la libertad? Quizá sólo sea aquello que persiste en negarse a ser, quizá sea un intento por abandonar todo aquello que seguramente seríamos para convertirnos en aquello que mas hubiéramos sido, quizá sea Víctor (Daniel Araos).
La película es genial. No tiene desperdicio, vivimos, y cuanto "mejor" vivimos, vivimos peor.

Alguna vez cuando Alejandro Magno volvía de sus exitosas campañas de guerra, se encontró a Diógenes Laercio que yacía tirado, desnudo, sobre una piedra.

- Pídeme lo que quieras Diógenes, yo te lo daré. - Exclamó Alejandro.

A lo que Diógenes respondio:

- Entonces apártate, que me tapas el sol.

1 comentario:

  1. aca te estamos leyendo tus padres y la p
    esadilla pero lo tenemos que releer somos medios burros

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