lunes, 2 de abril de 2012

(6) Preludio II (Por aquello de andar descalzo)

Me encontraba con la virtud de aquellos capaces de andar descalzos, en la arena, la calle, la casa, en el verano o en el invierno. Con esa capacidad de no calzarse nada, de no estar hecho para nada, de no tener moldes o estructuras de las cuales y por las cuales estamos terroríficamente determinados. Me asombraba de aquellos capaces de salirse de las rutinas, de los compromisos. De aquellos capaces de quitarse las pesadas mochilas del pasado, del futuro, que se desnudan al presente, que miran fijamente al presente y sonríen, sin porqués premeditados ni preconcebidos. Que sonríen al aire, al sol, a la mañana, a si mismos. Que pueden quitarse aquellos pesados zapatos viejos de los años que se cumplen banalmente, de las canas que aparecen temerarias en la juventud profanada por la inconciencia amada y libre.
Vivir descalzo, descalzarse apenas un instante, a penas un instante que no es menos que una vida, ni más que un segundo. 
¿Cómo quitarse un par de zapatos? ¿Cómo no quitarse un par de zapatos si parece una tarea tan sencilla? Quitarse aquello que uno es pero no es, aquello que somos y no somos nosotros y quedarnos entonces con nosotros mismos,  sin zapatos, ni pasados, ni futuros, ni nada que nos ate o nos cohíba, ni nada que no sea aquello mismo que nosotros somos.
En el afán de calzarnos, ponemos tanto que apenas pueden verse los pies empequeñecidos al final de todos los tapujos, de todos los velos que cubren aquello somos, que acarreamos o posponemos pero que no podemos olvidar detrás de ningún disfraz, precisamente porque esta detrás, sosteniendo todo el cúmulo de artilugios que se nos parecen mucho sólo porque nosotros nos volvimos parecidos a ellos.
Vivir descalzos pero no como si nada sino como si todo, como si de estar ahí, simplemente de estar ahí  se tratara la cosa o aquello que creamos que de algo se trate.
Quizá si me haya pasado toda la tarde mirándome los pies aunque descalzarse no se trate de esto, quizá esté sumamente vestido sentado en un escritorio oscuro del cual el sol se haya olvido por un momento, independientemente de la circunstancia, admito que la letras me hacen sentir bastante descalzo, me llevan de la playa a la montaña sin escalas,  sin recetas. Luego, estamos allí mis pies y yo, mi libertad y yo, mi pasión y yo siendo uno solo por algún instante. 

1 comentario:

  1. hola a todos soy un chico gay de 31 años y desde niño a los 6 años caminaba descalzo por la calle y desde es tiempo iva para al colegio descalzo para sentir el asfalto de las calles en mis pies y mis pies tienen desde ese tiempo muchos callos y ahora camino descalzo por las calles de medellin y en el barrio donde yo vivo salgo descalzo para sentir el asfalto en mis pies y los traigo quemados por el sol y con mucho mas callos en mis pies y negros de mugre y el asfalto me tallan mucho los pies y me hacen nacer mas callos y me ponen mis pies muy fuertes para caminar descalzo por la calle su amigo descalzo de medellin Colombia fernandoruizjaramillo@gmail.com

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